Un poco de luz al debate sobre autos eléctricos y medio ambiente
Transporte=contaminación. ¿Quién no ha pensado esto al observar la gruesa capa de polución que cubre el cielo de nuestras ciudades, o cuando estamos atascados con el motor encendido en mitad del tráfico?
El impacto del sector transporte –y especialmente, de los automóviles–, en la producción de emisiones contaminantes a la atmósfera es una realidad evidente. Por eso, entendemos que una de las prioridades de la política de transporte debería ser reducir la producción de gases de efecto invernadero mediante la sustitución de combustibles fósiles por alternativas más limpias.
En este sentido, el rol que puede jugar la gestión del transporte es clave para fomentar la descarbonización de la economía y en definitiva para combatir el calentamiento global.
Esta reflexión nos conecta directamente con el concepto de electromovilidad, que hace referencia al uso de vehículos con motores eléctricos y cuyo desarrollo es fundamental para reducir las emisiones del transporte, tal y como se expresa en el Acuerdo de París sobre cambio climático. Las ventajas de los autos eléctricos son evidentes en términos de calidad del aire, mejora de la salud de la población, eficiencia, seguridad y resiliencia energética, y menor dependencia de los combustibles fósiles.
Vehículos eléctricos, ¿la solución?
Pero no es oro todo lo que reluce en los autos eléctricos. También están claras las repercusiones negativas y los costos asociados a su utilización. Por ejemplo, algo en lo que no se puede suele reparar es que la producción de un vehículo eléctrico es mucho más contaminante que la de uno convencional. ¿Cómo es eso? Pues la culpa es de las baterías, cuya fabricación requiere extraer minerales como el litio, en cuyo proceso se emiten grandes cantidades de dióxido de carbono.
También hay que aclarar que no toda la electricidad es limpia. De hecho, la mayor parte de la que se produce en el mundo (más de tres cuartas partes) se genera mediante combustibles fósiles, aunque en este caso en América Latina y Caribe estamos mucho mejor, porque ese porcentaje es de menos del 50%.
Se trata de un debate que no está cerrado y que en BID Invest tenemos muy en cuenta. Lo que sí queda claro es que, para lograr descarbonizar nuestras economías, no debemos ver una sola acción como solución, sino que tenemos que verlo como un todo, algo que el Grupo BID viene trabajando desde hace tiempo.
Con todo, estamos convencidos de que la electromovilidad es una opción de presente y especialmente de futuro para aliviar el problema de las emisiones a la atmósfera y luchar contra el calentamiento global, y constituye por tanto una oportunidad para el desarrollo sostenible de la región. Por eso, la incluimos directa o indirectamente en acuerdos de financiación como el que hemos firmado en 2019 con Cabify, una de las empresas de ride hailing (las plataformas digitales de transporte de viajeros) más importantes de América Latina y el Caribe. Cabify se ha comprometido a que toda su flota de vehículos sea eléctrica en un plazo de cinco años, y creemos que ese es un objetivo que va en la dirección correcta.
Pero el proyecto, además de impulsar la electrificación, va mucho más allá. Por ejemplo, la expansión de Cabify nos parece que puede tener un impacto muy positivo en zonas de la región que no están cubiertas por el transporte público. El empleo que genera es también una alternativa flexible y complementaria a otros puestos de trabajo que puede ser especialmente beneficiosa para la sociedad, en fases de bajo crecimiento económico. Asimismo, el acuerdo firmado incentiva la contratación de mujeres conductoras, lo cual encaja con nuestro propósito de fomentar la igualdad de género.
Con todos estos temas como telón de fondo, en BID Invest hemos preparado un reporte sobre los autos eléctricos en el mercado mexicano de ride hailing, en el que se ofrecen algunas conclusiones interesantes sobre los problemas del sector. Por ejemplo, ¿sabía usted que para que un conductor de México pueda financiarse un vehículo eléctrico necesita tener ingresos netos al mes de unos 40.000 pesos (más de US$2.000), cuando el promedio es de solo 10.000 pesos? Con esa restricción económica, no es difícil entender que solo el 0,01% de los vehículos de las plataformas de transporte de viajeros sean eléctricos.
Pero además de plantear los problemas del sector, en el reporte también aportamos ideas y soluciones para la electrificación.■
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