Somos la mitad de la población, pero menos de 1/3 de los altos cargos corporativos. ¿Qué pueden hacer las empresas?
Según un estudio del Grupo BID realizado en 2021, donde se analizaron datos de 1.015 mujeres en 20 países de América Latina y el Caribe, es claro que en el sector privado persiste el “techo de cristal”. Es decir, el conjunto de estereotipos, normas no escritas y prejuicios que dificultan el acceso de las mujeres a posiciones de poder.
Tan solo un 14% de las firmas encuestadas reportaron ser de propiedad femenina; la participación de las mujeres en los directorios es de 15%; y solo en el 11% de las empresas encuestadas la gerencia principal está ocupada por una mujer. Además, hay una mayor proporción de mujeres en cargos junior (36%) que en cargos altos (25%).
Las mujeres representan poco más de la mitad de la población, pero no llegan a una tercera parte de quienes toman las decisiones en el sector privado. En América Latina, por ejemplo, solo 26 % del personal directivo y apenas el 18 % del personal ejecutivo son mujeres.
Además, según el Informe Global de Brecha de Género 2021 del Foro Económico Mundial, nuestra región ocupa el cuarto lugar en el mundo en términos de brecha salarial de género. En promedio, las mujeres ganan un 23% menos que los hombres por el mismo trabajo.
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Esto es un obstáculo para el desarrollo de nuestros países. La diversidad de género en el liderazgo de una empresa puede conllevar a un mejor desempeño financiero, gracias a la eficiencia y la dinámica que se crean en las estructuras de toma de decisiones, al aumento de la valoración a la innovación que fomenta productividad, y, además, a una mejor capacidad para atraer y retener talento.
Es necesario que las empresas abran espacio para dar más voz y participación a las mujeres en la toma de decisiones, influenciando la innovación y desarrollo de productos y servicios; las prácticas de suministro, y el financiamiento, entre otros. A través de la diversidad en todos estos ámbitos de decisión empresarial, se pueden cerrar brechas e inequidades de género.
¿Pero cómo lograrlo? ¿Qué pueden hacer las empresas para que más mujeres ocupen cargos de liderazgo?
Hay que fomentar una cultura organizacional e inclusiva, en la promoción de la participación y representación de mujeres, la capacitación -sobre todo en habilidades como la creatividad, el trabajo en equipo, la inteligencia emocional, las destrezas digitales, o con tecnologías avanzadas y la transparencia salarial.
Existen iniciativas y herramientas concretas para fomentar una mayor inclusión y equidad de género en roles gerenciales y directivos, lo cual genera valor para las mujeres, las empresas y el desarrollo socioeconómico de nuestra región.
BID y BID Invest ofrecen cursos accesibles en todos los países de la región, como “Liderazgo femenino: potencia tus habilidades e impulsa el cambio”, para que las empresas lancen sus propios programas de liderazgo. A través de este curso se han capacitado a más de 15.000 mujeres, ayudando a los participantes a mejorar sus habilidades de liderazgo
También ofrecemos productos de conocimiento basados en nuestra experiencia y las Iniciativas Paridad de Género, como esta hoja de ruta que ofrece una guía paso a paso para desarrollar, organizar e implementar un programa de liderazgo femenino en una empresa.
Por ejemplo:
- Conectar el compromiso de alto nivel con acciones de implementación claras: Contar con un compromiso de los líderes de la empresa, respaldado por políticas, metas claras y los recursos para llevarlas a cabo y monitorear su progreso.
- Las iniciativas para desarrollar habilidades de liderazgo de las mujeres, como entrenamientos, coaching, mentoría y networking. Deben estar acompañadas por un contexto organizacional inclusivo que nutra su potencial y que les provea oportunidades para fortalecer sus habilidades de liderazgo y progreso en sus carreras. Este proceso es un complemento importante a los esfuerzos de capacitación.
- Son fundamentales una estructura y sistema de rendición de cuentas sobre iniciativas de desarrollo femenino para medir el progreso, construir evidencia y analizar retos por superar. De esta manera se puede garantizar su efectividad y la sostenibilidad.
El sector privado puede desempeñar un papel fundamental en la promoción de la igualdad de género y en fomentar el liderazgo femenino, generando beneficios tanto para las empresas y sus empleados, como para la sociedad en su conjunto. BID Invest está comprometido a apoyar a nuestros clientes en este proceso.
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