Cómo garantizar la continuidad efectiva de las empresas ante los riesgos del cambio climático
Cuando el huracán Beryl se formó al este del Caribe al comienzo de esta temporada, rápidamente se convirtió en el huracán de categoría 5 que se formó más temprano en la historia y solo el segundo de este tipo en formarse en julio después del huracán Emily, en 2005.
Se convirtió en la segunda tormenta detectada, el primer huracán, el primer huracán de gran tamaño y el primero de dos huracanes de categoría 5 de la temporada atlántica de 2024 (hasta el 30 de octubre de 2024). Rompió muchos récords meteorológicos, principalmente por su formación e intensidad.
Desde 1980, los desastres naturales en América Latina y el Caribe, incluidos los causados por extremos climáticos, han afectado a hasta 7 millones de personas cada año en promedio y han causado pérdidas económicas anuales promedio de US$9.900 millones en términos reales.
La ocurrencia de desastres naturales en la región ha mostrado una clara tendencia al alza en las últimas décadas, explicada en gran medida por el aumento de los riesgos relacionados con el clima: ciclones tropicales, inundaciones severas, sequías e incendios forestales.
Planificar el mañana
El cambio climático se ha convertido en una realidad innegable para gran parte del Caribe, donde los patrones meteorológicos anuales llevarán cada vez más a la destrucción de infraestructuras críticas y a la interrupción de los medios de vida.
El impacto económico del cambio climático probablemente se acelerará, y lo más crucial para las generaciones venideras, la magnitud del daño dependerá de las decisiones políticas de hoy.
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Los actores de la industria financiera y los responsables de políticas reconocen cada vez más las importantes implicaciones del cambio climático para su industria y para muchos otros sectores económicos.
Las exposiciones pueden variar significativamente de un país a otro; sin embargo, las economías de ingresos bajos y medios, como las de gran parte del Caribe, son típicamente más vulnerables que las de ingresos altos.
Para los bancos y otras instituciones financieras, estas exposiciones pueden manifestarse a través de un mayor riesgo de incumplimiento en las carteras de préstamos o valores de activos más bajos.
Gestionar la Continuidad
Es por esta razón que los bancos, otras instituciones financieras, y las empresas en general deben participar en una gestión efectiva de la continuidad empresarial para abordar estas preocupaciones.
Se trata de un enfoque integral de la empresa que se centra en la gestión del riesgo operativo e incluye políticas, estándares y procedimientos para garantizar que las operaciones especificadas puedan mantenerse o recuperarse de manera oportuna en caso de una interrupción.
Su propósito es minimizar las consecuencias operativas, financieras, legales, reputacionales y de otro tipo que surjan de una interrupción.
La gestión de continuidad empresarial efectiva se concentra en el impacto, en lugar de la fuente de la interrupción, lo que brinda a las partes interesadas una mayor flexibilidad para abordar una amplia gama de interrupciones.
Principios efectivos
La planificación efectiva de la continuidad empresarial debe incorporar estos principios:
- Un análisis de impacto empresarial para identificar operaciones y servicios críticos, dependencias internas y externas clave y niveles de resiliencia apropiados. El análisis evalúa los riesgos y el impacto potencial de varios escenarios de interrupción en las operaciones y la reputación de una organización.
- Una estrategia de recuperación que establezca los objetivos y prioridades de recuperación basados en el análisis de impacto empresarial. También establece objetivos para el nivel de servicio que la organización buscaría ofrecer en caso de una interrupción y el marco para reanudar finalmente las operaciones comerciales.
- Un plan de continuidad empresarial que proporcione orientación detallada sobre la implementación de la estrategia de recuperación. Este plan establece roles y asigna responsabilidades para gestionar las interrupciones operativas. Proporciona una guía clara sobre la sucesión de autoridad en caso de una interrupción que inhabilite al personal clave y establece claramente la autoridad de toma de decisiones y los desencadenantes para invocar el plan de continuidad empresarial.
Como es de esperarse, cualquier riesgo de una interrupción operativa mayor debe incorporarse al plan. La gestión de continuidad empresarial también debe abordar la respuesta a una interrupción operativa mayor que afecte la operación de las partes interesadas en la industria relevante de la que son responsables.
Los objetivos de recuperación deben desarrollarse para reflejar los riesgos que representan para la operación del ecosistema en general.
Esos objetivos de recuperación podrían establecerse en consulta con las autoridades regulatorias pertinentes cuando sea apropiado.
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También deben incorporarse procedimientos para la comunicación dentro de las organizaciones y con las partes externas relevantes en caso de una interrupción operativa mayor.
Por último, las partes interesadas relevantes deben probarlo y revisarlo continuamente para evaluar su efectividad y actualizarlo según corresponda.
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