Las tecnologías que harán de América Latina y el Caribe un 'hub' global de energías sostenibles
El sector energético en América Latina y el Caribe está en un momento crucial de transformación, impulsado por la digitalización y las innovaciones tecnológicas, así como por la creciente demanda de desarrollo social y económico de la propia región, y de energía competitiva a nivel global.
Este cambio ocurre en un contexto de diversidad en las matrices energéticas, incluyendo fuentes tradicionales y renovables, con las zonas de mayor calidad de recursos solares y eólicos, así como de la relación reservas/producción de petróleo y gas más alta del mundo, y una de las áreas con mayores reservas de cobre, litio y otros minerales necesarios para la transición (a energías sostenibles).
Se espera que la demanda energética se triplique para 2050. Es necesario acelerar la adopción de fuentes renovables y, al mismo tiempo, encontrar el equilibrio óptimo en el desarrollo de fuentes tradicionales de energía y de minería.
El petróleo y el gas siguen siendo pilares económicos para la región, y son una oportunidad de desarrollo socioeconómico. No obstante, el crecimiento sostenido de las energías renovables marca un cambio hacia un futuro más sostenible. Brasil lidera esta transformación, con la mayor capacidad instalada y un consumo doméstico alimentado en más del 50% con fuentes renovables.
La transición energética es una prioridad estratégica para el BID y otras instituciones, que buscan convertir a la región en un centro de energía renovable y promover tecnologías limpias, como el hidrógeno verde.
El gas natural puede apuntalar esa transición, a nivel tanto regional como global en forma de GNL. Al mismo tiempo, puede aportar un equilibrio competitivo y sostenible. El cobre y el litio son indispensables para la transición, pero su extracción es intensiva en energía. Por eso, es necesario encontrar un equilibrio entre libertad del mercado y regulaciones eficaces.
Iniciativas como RELAC y Net Zero 2050 reflejan el compromiso de la región con la sostenibilidad y la descarbonización, pero exigen una colaboración estrecha entre el sector público y privado para establecer marcos regulatorios que faciliten la transición.
A pesar de los avances en tecnologías de transición energética, persisten desafíos, como la intermitencia en la generación solar y eólica, y la necesidad de mejorar la eficiencia y los costos de nuevas fuentes, como el hidrógeno. El almacenamiento y distribución de energía también enfrentan retos en la reducción de los costos de las baterías y la adopción de smart grids.
La transición energética ofrece oportunidades significativas para la creación de empleo en energías limpias. Se estima que los "green jobs" alcanzarán los 15 millones de puestos para 2030. Herramientas como la IA, la internet de las cosas (IoT) y Big Data mejorarán la eficiencia y la sostenibilidad en la generación, almacenamiento y distribución de energía.
IDB Invest y NTT Data han llevado a cabo una serie de investigaciones para proporcionar hallazgos, perspectivas y recomendaciones sobre cómo las nuevas tecnologías están transformando diferentes industrias.
Como parte de esa serie, el estudio "Cómo las nuevas tecnologías están transformando la energía en América Latina y el Caribe" muestra las nuevas iniciativas que fomentan la adopción de energías limpias para impulsar la transición energética y convertir a la región en un hub de energía renovable.
La liberalización del sector energético, que ha experimentado ciertos avances, es un tema a priorizar, ya que su aceleración puede contribuir a acelerar la transición, dándole profundidad al mercado energético y por tanto, generando un gran abanico de productos y servicios.
La descarbonización de la cadena de valor es esencial, con avances tecnológicos que optimicen la generación, el almacenamiento y la distribución de energía. En la generación, las tecnologías más maduras como la hidroeléctrica, solar y eólica están impulsando su adopción.
En el almacenamiento, la eficiencia en la gestión de baterías es clave para superar la intermitencia de las fuentes renovables. En la distribución, las smart grids emergen como soluciones para modernizar las redes eléctricas y facilitar el autoconsumo.
Los modelos de negocio derivados de la digitalización están rejuveneciendo un sector tradicionalmente reticente a la innovación. La colaboración entre grandes corporaciones y startups está fomentando el desarrollo de microgrids y modelos como Solar as a Service (SaaS), democratizando el acceso a la energía solar.
Finalmente, el hidrógeno verde se perfila como una oportunidad histórica para la región, con iniciativas que abarcan desde la producción hasta la distribución.
La región se encuentra en un punto de inflexión, donde la convergencia de la digitalización y la innovación tecnológica está allanando el camino para una transición energética más sostenible y eficiente.
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