Adaptación, la oportunidad climática para el sector privado
(Este artículo fue publicado originalmente en Forbes)
Si queremos evitar las pérdidas relacionadas con los cambios climáticos en marcha, América Latina y el Caribe deberían invertir hasta US$18.000 millones adicionales por año, una de las brechas de financiamiento de adaptación más grandes del mundo.
Ésta es una gran oportunidad para que el sector privado de la región lidere el cierre de esa brecha. El enfoque en la lucha contra el cambio climático ha estado durante mucho tiempo en las emisiones, pero ahora la adaptación se ha puesto también bajo el foco de atención, para reducir la vulnerabilidad de los países ante las perturbaciones climáticas masivas y los desastres naturales.
Este concepto hace referencia a tener una mayor capacidad de respuesta a los ya evidentes efectos del cambio climático, y es particularmente relevante para nuestra región. Nueve de los veinte países con mayores pérdidas relacionadas con el clima como porcentaje del PIB se encuentran aquí, según un informe de la CELAC. Los últimos huracanes en México, República Dominicana o Centroamérica, y sequías como la de Argentina son ejemplos recientes.
La agricultura, la infraestructura, el agua y la gestión del riesgo de desastres tienen algunas de las mayores necesidades de financiación para la adaptación. Para los países en desarrollo, los costos anuales de adaptación se estiman en US$70.000 millones y se espera que alcancen US$140.000-US$300.000 millones en 2030.
Sin embargo, de todo el financiamiento climático, la adaptación representó solo el 7%, y el 98% de ello fue financiado por actores públicos. Esto es insuficiente. En América Latina y el Caribe hay que multiplicar el impacto financiero.
Invertir en soluciones de adaptación preventiva puede ser más efectivo y menos costoso para el sector privado que una respuesta tardía. Se necesita un gran esfuerzo para adaptar las operaciones y las cadenas de suministro con el fin de garantizar la continuidad de los negocios, proporcionando financiamiento y apoyando a las empresas a través de productos y servicios que generan resiliencia.
En gran medida, las oportunidades disponibles para adaptarse al cambio climático siguen sin aprovecharse. Un reporte de FELABAN encontró recientemente que solo el 49% de los bancos de América Latina y el Caribe ofrecen productos y servicios ecológicos, muy por debajo del promedio del 95% de los bancos internacionales.
Las instituciones financieras deben intensificar su papel en la canalización de flujos de capital hacia inversiones verdes. Esta oportunidad de negocio sostenible tiene beneficios sociales y económicos. La tasa general de rendimiento de las inversiones en aumento de la resiliencia es muy alta, con relaciones costo-beneficio que van de 2:1 a 10:1 y alcanzan proporciones aún más altas en algunos casos.
En BID Invest, ya nos estamos asociando con instituciones financieras para crear planes a la medida para servir mejor al segmento verde, medir su impacto y capitalizar oportunidades en mercados primarios y secundarios.
En nuestro reciente reporte “Escalamiento de la financiación de la adaptación climática en el sector privado
”, explicamos cómo estamos integrando la adaptación climática en todos los acuerdos, incluido el trabajo con clientes para diseñar estrategias climáticas y de sostenibilidad que consideren la protección climática de sus negocios, desarrollando productos de conocimiento para que el sector financiero incremente la escala de su financiación de adaptación, e introduciendo la "cláusula de eventos climáticos" y los escenarios climáticos en el análisis de riesgos.
Hasta la fecha, hemos apoyado a 24 clientes en nueve países para emitir bonos verdes, sociales y sostenibles por alrededor de US$1.300 millones. El año pasado, más de la mitad de la movilización de recursos récord de US$3.000 millones de BID Invest se destinó a inversiones climáticas, y lanzamos un mecanismo pionero para monetizar el costo de la descarbonización en un proyecto de US$125 millones con Engie Energía en Chile.
Mientras enfrentamos el mayor desafío de nuestra generación, debemos ser conscientes del efecto multiplicador de dirigir los flujos de capital hacia inversiones en adaptación. Durante esta COP27 en Egipto, algunos podrán decir que el tema climático puede no ser tan urgente en medio de las tantas crisis que enfrenta el mundo, pero se equivocan.
La adaptación climática impulsada por el sector privado es la forma de responder al ver este momento como una amenaza a la forma en que hemos estado conduciéndonos hasta ahora y un argumento para generar impacto. La gente de nuestra región ya está sufriendo las consecuencias. Más que un desafío, debemos abordar la crisis climática como una oportunidad para crecer de forma diferente y mejor.
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