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Cuidado con el TR4, la enfermedad del banano que se ha convertido en la pandemia perfecta

El TR4 se ha esparcido por los cultivos de banana en todo el mundo y llegó el año pasado a Colombia. Es enemigo letal del banano y nos deja una lección bien clara: debemos prepararnos para afrontar los peores escenarios de pandemia posibles y no sentarnos a rezar porque llegue una cura.

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El hongo raza tropical 4 (TR4), que no afecta a los humanos pero que es letal para las plantaciones de banana, se ha convertido en símbolo de gestión del peor escenario posible en el mundo de la agroindustria. De este caso podemos desprender lecciones muy valiosas.

El TR4 es una cepa de hongos que afecta al banano, un agente patógeno que causa el llamado “mal de Panamá” –nombrado así porque fue allí donde fue detectado por primera vez– que se disemina por los cultivos que no están afectados por otras cepas del mismo patógeno y también por aquéllos que sí ya están infectados. De alguna manera, es el enemigo mortal perfecto de los bananos, porque se contagia fácilmente y ya ha saltado de un continente a otro en pocos años.

La primera vez que se documentó fue en Taiwán en la década de 1990; se diseminó por todo el sudeste asiático y otros tantos países, como el Líbano, Jordania, Israel y Omán, en solo diez años. El daño causado ya era evidente en esa misma década en los nuevos monocultivos de bananas Cavendish – la principal clase de banana comercial moderna – en todo el sudeste asiático; y el hongo pronto sembró el caos en el sur y oeste de Asia.

El mayor problema del TR4 es su extrema resistencia a las condiciones externas y a la acción de los fungicidas. El patógeno puede sobrevivir en la tierra durante décadas y tiene formas de transmisión múltiples, incluidos los materiales de plantación — como retoños de banano y semillas infectados— la tierra y el agua. El TR4 puede incluso diseminarse vía los vehículos y el calzado que las personas usan en las plantaciones.

El patógeno también tiene un largo periodo de latencia. En los estadíos más tempranos, la infección no presenta síntomas, por lo que la plaga se disemina antes de que se detecte el TR4 en un cultivo: los síntomas exteriores de la enfermedad suelen desarrollarse entre dos y nueve meses después de que la planta ya está infectada. Todos estos factores hacen que el mal de Panamá sea especialmente complejo de gestionar.

Durante años, se destinaron esfuerzos para contener el TR4 en Eurasia. Sin embargo, las primeras infecciones en Australia y Mozambique significaron que América Latina y el Caribe (ALC), con una producción de cerca del 25% de bananas y principales frutos tropicales del mundo, era la última gran región productora de bananas que quedaba libre de la enfermedad. Eso fue así hasta que la enfermedad llegó el año pasado a Colombia.

Gráfico

Si esto le suena parecido a todas las noticias de 2020, es porque una pandemia tiende a recorrer caminos y estadíos similares. Y no solo las pandemias que afectan a los animales o humanos como el COVID-19. Pensemos en la banana Gros Michel, la clase comercial predominante desde fines del siglo XIX hasta que fue devastada por la primera cepa del mal de Panamá a mediados del siglo XX y reemplazada por los cultivos actuales de Cavendish, que resultaron no ser resistentes al TR4.

A pesar de que continúa la búsqueda de un fungicida que termine con el TR4, la realidad es que de luchar contra la enfermedad hemos pasado a buscar formas de preservación, de detener la diseminación y de gestionar las plantaciones ya afectadas. BID Invest está trabajando con la industria bananera en la implementación de protocolos y métodos que sirvan para manejar la situación en la región y publicó recientemente un cuadernillo detallado con los pasos para contener el TR4.

La clave aquí está en que el TR4 no debe salir de Colombia hacia otros países de la región. Estamos conversando con muchos productores de banana para ayudarlos y estamos presionando a los gobiernos y a las asociaciones sectoriales a divulgar las novedades sobre la enfermedad. Cada día cuenta, así que se debe monitorear y restringir el acceso a las plantaciones, y se deben mantener los límites de las plantaciones con fosos profundos y barreras vegetales que desalienten la entrada en ellas.

Al fin y al cabo, es fundamental que estemos preparados para afrontar los peores escenarios y no esperemos simplemente que llegue la cura y que todo sea lo más leve posible. Es probable que nunca se encuentre una cura que proteja las bananas Cavendish del TR4; en definitiva, como sucedió con las bananas Gros Michel, las Cavendish se reemplazarán por otras variedades que aún están en desarrollo en los laboratorios. Ojalá aprendamos la lección.

 

 

Escrito por

Angela Miller

Angela Miller, Especialista Ambiental y Social Principal, es la jefa del sector de Agronegocios/IF/Asuntos sociales/Riesgo Climático/Asuntos de Políti

Paula Valencia

Paula Valencia es especialista ambiental y social de BID Invest, basada en Washington, D.C. y lidera el grupo de agronegocios dentro de la División Am

Climate change

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