Mundo BID: Inflación, volver a la escuela tras la pandemia, transporte digitalizado
La inflación en América Latina y el Caribe debe ser vista en contexto
El aumento de los precios de los alimentos, el combustible y otros productos básicos está inquietando a la población de toda América Latina y el Caribe y está perjudicando especialmente a las familias pobres ya afectadas por la pandemia. Pero si la inflación está acechando de nuevo en la región y los formuladores de las políticas públicas están preocupados, es importante situar los nuevos acontecimientos en su contexto.
La inflación está lejos de ser un fenómeno regional. Muchos países de todo el mundo, incluidos los del grupo de economías más avanzadas, enfrentan presiones inflacionarias (gráfico 1A). Los factores globales, incluyendo una recuperación más sólida de lo esperado de la pandemia en 2021, la persistencia de los cuellos de botella en la producción y los efectos de importantes políticas fiscales y monetarias expansivas, juegan un papel clave. El drástico aumento de los precios de las materias primas, derivado en parte de la guerra en Ucrania, también ha sido importante, dando una sacudida adicional a la inflación en 2022. Todos estos factores indican que el aumento de la inflación en muchos países de la región no es un caso aislado.
No hace falta retroceder mucho en el tiempo para ver tasas de inflación similares a las actuales en la región. Si restringimos el análisis al periodo posterior a 2005, vemos que la mayoría de los países de la región experimentaban tasas de inflación antes de la pandemia que eran comparables o incluso superiores a las últimas cifras de inflación (gráfico 2). Esa experiencia de inflación se concentró en general en torno a la crisis financiera mundial de 2007-2008, pero hay varias excepciones como Brasil, Colombia y Uruguay en 2016, cuando la inflación anual en estos países se situaba en torno al 10%. La mayoría de esos episodios fueron temporales, en consonancia con la realidad de que la mayoría de las expectativas de inflación oficiales a mediano y largo plazo no han aumentado mucho recientemente.
Volver a la escuela luego del COVID-19: ¿por qué no un regreso al futuro?
En la primera entrega de este post hablamos del pasado y del presente de la educación en América Latina y recordábamos cómo, a pesar de los intentos de los países por mejorar sus sistemas educativos, y a pesar también de haber conseguido, con grandes dificultades, algunos avances en cobertura, la situación general de la educación en la región aún enfrentaba enormes retos, sobre todo en términos de calidad y equidad. Y entonces, llegó la pandemia. Una lluvia a destiempo de problemas añadidos sobre el suelo mojado de un contexto tremendamente desfavorable. En este post hablaremos de futuro. De cómo sacar partido de esta lluvia inoportuna para sentar las raíces de una nueva educación que, esta vez sí, nos lleve directamente hacia el futuro.
Como toda crisis, esta es una que, junto a sus riesgos, viene acompañada de una enorme oportunidad no solo para revertir las pérdidas educativas, sino para dar un salto largamente esperado. En efecto, a lo largo de estos casi tres años, la pandemia ha obligado a todos – desde los estudiantes y los padres y madres de familia hasta las autoridades educativas, pasando en especial por las y los docentes – a echar mano de un sinnúmero de recursos educativos que estaban ahí, pero que no se estaban aprovechando de manera significativa.
Es así como, “a la fuerza” – gracias a la pandemia – los países han aprendido a usar herramientas que no solo serán útiles durante la emergencia, sino que a futuro, conforme ceda la pandemia, deberán convertirse en instrumentos cotidianos de una nueva práctica educativa.
¿Avanza la transformación digital del transporte en América Latina?
Tras la crisis generada por la pandemia de COVID-19, la región de América Latina y el Caribe (ALC) enfrenta hoy el aumento de las brechas de desarrollo y de la desigualdad. El sector transporte es clave para acelerar la recuperación económica, ya que cumple el rol esencial de proveer el acceso a mercados y generar oportunidades de trabajo, educación y salud.
El sector enfrenta una serie de retos como los altos niveles de congestión urbana, las emisiones contaminantes del sector, la crisis financiera del transporte público y los altos costos logísticos. Para ello, la digitalización puede aportar soluciones. Entre otros beneficios puede:
- Aumentar la resiliencia de las cadenas de suministro ante futuras disrupciones.
- Ganar en eficiencia y coordinación entre actores.
- Mejorar la calidad de los servicios.
- Disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero.
- Diversificar fuentes de ingreso a partir de la generación de nuevos servicios.
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