Mundo BID: COVID-19 en la región, violencia contra la comunidad LGBTIQ+, bicicletas
El COVID-19 y los niños: las 3 cifras más relevantes que caracterizan a América Latina
En los inicios de la pandemia, el temor a que los colegios y los centros de atención infantil se convirtieran en caldo de cultivo para la transmisión del virus se justificó con experiencias pasadas de enfermedades infecciosas similares. La gripe, por ejemplo, se transmite muy activamente de niños a adultos, pero la evidencia indica que este no es el caso del virus del COVID-19. Las cifras relacionadas con la variante anterior a la delta mostraron que los niños se contagiaban en muy baja medida y que eran el grupo menos vulnerable a los efectos de la pandemia. Se dijo, incluso, que no corrían peligro y que serían los menos impactados por el COVID-19.
Con el tiempo, se ha ido generando más evidencia sobre el impacto real del virus y sus variantes en los niños. Ahora que hay datos disponibles para América Latina y el Caribe (ALC), compartimos en nuestra nota “El COVID-19 en los niños menores de 18 años” información sobre las tres cuestiones más relevantes en términos de políticas de infancia: los niveles de contagio, la necesidad de las vacunas y el impacto que tiene la pandemia en los niños de la región. Todo ello tiene implicancias importantes para la recuperación urgente del aprendizaje.
En lo que va de la pandemia se ha podido comprobar que los niños se contagian del COVID-19 a una tasa menor que los mayores, incluso ante variantes más transmisibles. Analizando datos en 6 países, se estimó que, a finales de 2021, menos del 22% de todos los casos positivos fueron de niños menores de 19 años. En los 11 países de ALC con datos disponibles observamos que la evolución y aumento del contagio en este grupo etario ha sido menor que en países fuera de la región.
¿Cómo los sistemas de justicia pueden mitigar la violencia contra la comunidad LGBTIQ+?
Era el 28 de junio de 1969. En aquella época el barrio de East Village en Nueva York era uno de los lugares en donde se concentraban los bares y locales frecuentados por personas LGBTIQ+. Eran establecimientos ilegales y, en su mayor parte, controlados por la mafia. El hostigamiento por parte de la policía era frecuente, con redadas periódicas y arrestos.
Y fue así como ese 28 de junio a la una y media de la madrugada en una de esas redadas, esta vez en el club Stonewall Inn, varias decenas de personas LGBTIQ+ decidieron resistirse a las fuerzas policiales. Así se desataron los “Stonewall Riots” (“Disturbios de Stonewall”): seis días de duros conflictos callejeros en el sur de Manhattan, que se saldaron con decenas de personas heridas y se transformaron en un símbolo de la lucha por la igualdad de los derechos del colectivo LGBTIQ+. El movimiento moderno por los derechos igualitarios para poblaciones LGBTIQ+ había nacido en esa redada.
Han pasado más de 50 años desde los “Stonewall Riots” y el movimiento por la igualdad LGBTIQ+ ha alcanzado numerosos hitos, empezando por la legalización de las diferentes orientaciones de género en numerosos países. Sin embargo, el acoso y la discriminación contra estas poblaciones prevalece fuertemente, no solo en Estados Unidos, sino también América Latina y el Caribe (ALC). Y, al igual que en el caso de Stonewall, en la región aún hay mucho por avanzar para erradicar la discriminación, incluyendo una parte considerable que procede de los sistemas judiciales y las fuerzas del orden de los países.
Ciudades a pedales: El compromiso del Grupo BID con la infraestructura ciclista
Cada vez somos más los que nos desplazamos en bicicleta para recorridos que previamente hacíamos en vehículos motorizados. Las restricciones sanitarias de la pandemia fueron, en muchos casos, el principal incentivo para que descubriéramos los beneficios de este vehículo. Ahora, el aumento en el precio de los combustibles como resultado de la guerra en Ucrania, hace que el transporte ciclista se esté consolidando como la mejor alternativa para moverse en la ciudad de forma económica y saludable. Aunque no es una opción válida para todo el mundo, bien por limitaciones físicas, de salud, edad, u otros factores, el hábito del ciclismo urbano puede que haya venido para quedarse.
En 2018, la Organización de Naciones Unidas (ONU), decretó el 3 de junio como el Día Mundial de la Bicicleta para fomentar su uso como medio de transporte sostenible. Con motivo de esta efeméride, en este blog abordamos la importancia de contar con una infraestructura adecuada que facilite el desplazamiento en bicicleta en las ciudades y, la manera en la que el Grupo BID apoya el desarrollo de un urbanismo amigable con el ciclista en las ciudades de América Latina y el Caribe (ALC).
Los ciclistas, junto con los peatones, son unos de los colectivos viales más vulnerables debido a que, en caso de colisión, tienen mayores riesgos de sufrir lesiones. Las ciclovías, también conocidas como carriles bici, bicisendas, ciclorrutas, vías ciclistas, o ciclopistas, son el tipo de infraestructura más adecuada para facilitar los desplazamientos en bicicleta. Aunque tienen distintas características y conectan un sinnúmero de lugares, en las áreas urbanas se caracterizan por ser un carril exclusivo de la vía pública señalizado apropiadamente para el tránsito ciclista.
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