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Tres acciones con las que el sector turístico puede desarrollar la resiliencia climática

A medida que el Caribe emerge de la pandemia, todos los participantes en el sector turístico pueden adoptar iniciativas para aumentar la resiliencia al cambio climático, a través de un enfoque en el medio ambiente, las comunidades locales y las cadenas de valor.

Tras varios meses prácticamente paralizado debido a la emergencia sanitaria – cuyos efectos han sido más largos de lo previsto inicialmente - el turismo caribeño necesita desesperadamente volver a la actividad.

La repentina congelación de los viajes ha afectado significativamente a la economía de la región, que se espera que se contraiga al menos un 6,2% en 2020 según el FMI. A medida que el sector turístico del Caribe comienza a recuperarse, debe tenerse en cuenta que la amenaza del cambio climático aún se vislumbra en el horizonte. Con una alta dependencia del turismo (el sector representa el 13,9% del producto interior bruto del Caribe ), el Caribe está en mayor riesgo de sufrir dificultades financieras si eventos climáticos extremos interrumpen la recuperación del sector.

Todos los implicados en el sector pueden abordar esta crisis como una oportunidad para reiniciarlo y adoptar iniciativas para aumentar la resiliencia de la región contra el cambio climático.


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El Caribe es particularmente susceptible al cambio climático. Los expertos creen que el calentamiento global dará lugar a tormentas más fuertes y proyectan un aumento del nivel del mar entre uno y cuatro pies (30 centímetros a 1.2 metros) para el 2100 . Los arrecifes, las costas y la vida marina de los que dependen todos los países del Caribe están amenazados por el blanqueamiento de los corales, la acidificación del océano, el aumento de la temperatura del mar y las tormentas.

Como se vio durante la respuesta a la pandemia, un esfuerzo conjunto entre los gobiernos y el sector turístico privado es clave para hacer que el turismo en el Caribe esté menos expuesto al cambio climático. Y la resiliencia va más allá de la infraestructura física. Si bien un hotel puede construirse para resistir huracanes más fuertes, también debe asegurarse que el resto de su ecosistema, es decir, el medio ambiente, las comunidades locales y las cadenas de valor, sea lo suficientemente sólido como para soportar los impactos del cambio climático. Según un estudio reciente del Fondo Monetario Internacional, los desastres naturales tienen costos humanos y económicos particularmente altos en la región.

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El sector turístico del Caribe puede ayudar a desarrollar la resiliencia al cambio climático de estos tres modos:

  • Enfocarse en el medio ambiente: los hoteleros pueden tomar medidas para aumentar la protección y la resiliencia de los valiosos recursos naturales. Los arrecifes de coral y los manglares no solo atraen el turismo y preservan la biodiversidad marina, sino que también protegen contra las olas y las marejadas, mitigan las inundaciones y reducen la erosión costera. El sector puede tomar la iniciativa en trabajar con las comunidades locales para desarrollar soluciones a corto plazo (es decir, reconstrucción de corales, restauración de manglares, limpieza de playas) mientras promueve la protección a largo plazo contra el clima extremo. Por ejemplo, BID Lab lanzó recientemente una iniciativa con el gobierno de Barbados para preservar los arrecifes a través de una asociación público-privada que involucra a hoteles.
  • Trabajar con las comunidades locales y la cadena de valor: a medida que los viajeros buscan experiencias más auténticas, los hoteles tienen la oportunidad única de empoderar a las comunidades locales como parte de un nuevo turismo resiliente. Los hoteles pueden ayudar a los visitantes a reducir su huella de carbono al adquirir alimentos y bebidas locales sostenibles y disminuir el uso de plásticos no reutilizables. El sector también puede generar conciencia sobre la sostenibilidad al asociarse con pequeños agricultores para crear rutas y experiencias de aprendizaje para los huéspedes. Al apoyar la pesca sostenible, la piscicultura y la agricultura local climáticamente inteligente, los hoteles pueden contribuir indirectamente a la preservación de recursos naturales como el suelo, el agua y los bosques, así como la conservación de la biodiversidad y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
  • Capacitar y apoyar a las comunidades locales: por ejemplo, West Resort, el proyecto de turismo financiado por BID Invest en Bocas del Toro, Panamá, desarrollará un programa de pesca local sostenible que capacitará a pescadores, artesanos y agricultores de la región circundante, más del 50% indígena, que podrían de ese modo convertirse en proveedores para el proyecto de uso mixto. Además, durante un desastre natural, los hoteles pueden apoyar los programas locales de ayuda en casos de desastre sirviendo como refugios y centros logísticos para los empleados, residentes y equipos de respuesta. Como se vio en la respuesta al COVID-19, los hoteles pueden convertirse en un centro vital con una influencia de gran alcance.

La industria del turismo se encuentra en una situación de significativa dificultad y está presionando para reabrir de manera segura y embarcarse en un proceso de recuperación gradual de la pandemia. Si bien la liquidez sigue siendo la máxima prioridad, afrontar la amenaza inminente que representa el cambio climático también es indiscutiblemente necesario para garantizar la sostenibilidad a largo plazo del sector.

Con la temporada de huracanes a la vuelta de la esquina, los hoteles tienen la tarea adicional de no solo inducir la demanda, sino también reconstruir el sector para que pueda prosperar en las circunstancias inciertas que se avecinan. La innovación a menudo surge en períodos de adversidad; este podría ser el momento en que surja un nuevo modelo de turismo resiliente en el Caribe.

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Autores

Camila Rodríguez Taylor

Camila es Asesora Climática Senior de BID Invest y trabaja en la División de Servicios de Asesoría de BID Invest. Es responsable de evaluar el Alineam

Javier Rodríguez Reyes

Javier es Consultor de Inversión en Turismo de BID Invest, a donde ingresó en 2018. Su trabajo se enfoca en el análisis de transacciones financieras e

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