Empujando fronteras con blended finance en América Latina y el Caribe
Pensemos por un momento en el tránsito de las flotas de autobuses hacia tecnologías de bajas emisiones. ¿Qué fabricantes darán el primer paso en adecuar su oferta si ninguna de las grandes ciudades de la región incluye esa condición en sus concursos? Y, a su vez, ¿qué ciudades cruzarán esa frontera si no existe un esquema financiero que pueda reducir la brecha de costos e incluya la valoración de las externalidades en su propuesta? Ese es exactamente el papel que hoy desarrollan los recursos concesionales junto con la financiación propia de los bancos de desarrollo y su capacidad de arrastre: alterar un estado de las cosas que impide el cambio.
Los recursos concesionales son recursos ofrecidos en términos y condiciones más favorables que aquellos disponibles en el mercado, si es que los hubiese. Son los fondos que hoy empujan el despliegue de las baterías de almacenaje de energía en la región, los esquemas de sustitución de luminarias para un alumbrado público más eficiente en nuestras ciudades o los nuevos modelos de negocio de energía solar distribuida, que abren un acceso económico y sostenible a la energía en zonas remotas de nuestra región.
Lo que hoy hemos venido a llamar como blended finance o financiamiento mixto pone los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el foco y utiliza de forma selectiva los recursos concesionales en transacciones de alto impacto, conjuntamente con financiación comercial en términos de mercado, para empujar fronteras tecnológicas, de mercados o de escala. Esto es lo que hicimos y seguimos haciendo en BID Invest para el sector privado en América Latina y el Caribe.
En el municipio de Ensenada (México) participamos en la financiación del primer esquema de inversión privada vinculada a los ahorros de energía generados por la sustitución de luminarias de vapor de sodio por luminarias LED de la mano de Óptima Energía. La participación del Fondo de Canadá (C2F) para cerrar la financiación junto con la presencia de garantías de primera pérdida aportadas por el Clean Technology Fund (CTF) apoyaron el préstamo de BID Invest a Óptima Energía creando un precedente en el mercado regional.
La primera planta solar fotovoltaica de gran escala de El Salvador, Providencia Solar (101 MW), fue adjudicada en 2014 a la compañía francesa Neoen que, de este modo, introducía en El Salvador una tecnología ya probada en otros mercados regionales, como México o Chile. En BID Invest apoyamos esta inversión con capital propio y US$30 millones del Fondo de Canadá. A esta licitación le siguió una segunda en 2017 que generó interés en el mercado y un descenso acusado en los precios de adjudicación confirmando, así, el efecto catalizador de la inversión. Una vez se cruzó la frontera, el mercado resolvió con sus propios recursos.
Finalmente, y una vez que una tecnología y una estructura de financiación ya son aceptadas en el mercado, en BID Invest podemos contribuir a su crecimiento a escala, tal y como se ha demostrado recientemente con la emisión de bonos B del proyecto La Jacinta Solar (64 MW), en Uruguay, la primera en tecnología solar en la región. Esta solución nos permite dotarnos de mayor capacidad de movilización de prestadores B (“B-lenders”) atrayendo a un tipo de inversor institucional que suele rehusar este tipo de inversiones en fase de pre-construcción con un bono a 25 años coparticipado por el Fondo de Canadá.
Actualmente, en BID Invest gestionamos 17 programas en representación de 5 donantes: los estados de Canadá y Reino Unido, el Climate Investment Fund (CIF), el Nordic Development Fund (NDF) y el Global Environmental Fund (GEF) con un total de US$782 millones en recursos concesionales para el sector privado.
Al 31 de marzo de 2018, en BID Invest hemos invertido US$333 millones de recursos concesionales de nuestros donantes, a los que hemos sumado US$595 millones de nuestro propio capital para financiar 37 inversiones con soluciones de blended finance movilizando un total de US$3.117 millones. Cada dólar concesional invertido ha generado aproximadamente una inversión de US$2 de BID Invest y de casi US$10 de recursos movilizados.
Esta experiencia acumulada y la cartera de recursos de donantes bajo gestión nos permiten divisar nuevos retos y acompañar los procesos de transformación que van a desarrollar América Latina y el Caribe en el futuro.
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