Poco después de que la pandemia llegara a Colombia, en marzo de 2020, el Banco W se puso en contacto con BID Invest para ultimar un acuerdo que se venía negociando desde hacía varios meses. Al igual que otras instituciones microfinancieras experimentadas, sabía que la inminente crisis limitaría severamente la capacidad de sus clientes para hacer frente a los pagos de sus pequeños préstamos. También sabían que la recuperación reclamaría una capacidad de crédito aún mayor.
BID Invest aprovechó la oportunidad de ayudar a uno de los mayores y más antiguos microprestamistas de Colombia, una institución que atiende a cientos de miles de empresarios informales que, de otro modo, tendrían un mínimo o nulo acceso a servicios financieros formales.
El Banco W se creó en 2011, después de que la entidad sin fines de lucro Fundación WWB (las siglas para la red global de microfinanzas Women’s World Banking) decidiera convertirse en una entidad financiera regulada para poder ofrecerles a sus clientes productos de ahorro y seguros, además de pequeños préstamos.
Las microempresas constituyen más de 80 % de la clientela del Banco W, y más de la mitad de sus clientes son mujeres. Opera en 30 de los 32 departamentos de Colombia a través de una red de 142 sucursales y 150 agentes no bancarios, así como 16.500 puntos de cobro electrónico.
Además de su vocación de servir a empresarios y hogares de bajos ingresos en áreas y actividades desatendidas por bancos tradicionales, el Banco W ofrece varias ventajas a sus prestatarios. Por ejemplo, para los préstamos de hasta 3 millones de pesos colombianos (unos 850 dólares) no requiere un aval y suele desembolsar el dinero de un día para otro.
Aunque durante mucho tiempo ha sido una institución bien capitalizada y solvente, la desaceleración económica puso a prueba la sostenibilidad del Banco W. El PIB de Colombia se contrajo cerca de 8 % en 2020, afectando sobre todo a los menos afortunados. Según una evaluación, 45 % de las MIPYME colombianas vieron caer sus ingresos hasta 75 % el año pasado.
En un intento de aliviar a los prestatarios, el gobierno colombiano decretó que las instituciones financieras tendrían que posponer temporalmente los cobros de préstamos y extender sus plazos hasta un año, una carga adicional para prestamistas de todos los tamaños, a quienes también se les exigió que hicieran mayores provisiones por potenciales pérdidas.
BID Invest acudió en ayuda del Banco W con una propuesta novedosa: les ayudaría a emitir un bono de impacto de género, una primicia para una institución de microfinanzas latinoamericana.
En los meses que siguieron, trabajaron juntos para estructurar un bono de 150.000 millones de pesos colombianos (unos US$40 millones) a cuatro años que ayudará al Banco W a ampliar el crédito a unas 25.000 mujeres, que tradicionalmente han tenido menos acceso al crédito que los hombres.
“Es fundamental que ayudemos a quienes están consagrados a la misión de bancarizar a los no bancarizados. El Banco W hace exactamente eso, en un país donde la informalidad laboral ronda el 50%, y llega hasta el 70% en algunas regiones”, dice la jefa del equipo de BID Invest, Sandra Angarita. “Esperamos que este acuerdo sirva de modelo para otras instituciones financieras de la región interesadas en atender a las mujeres microempresarias”.