Cuando la pandemia llegó a Centroamérica, a principios de 2020, muchas empresas vieron cómo se paralizaban sus negocios. Elcatex, uno de los principales fabricantes textiles de Honduras, fue una excepción a la regla.
La empresa se adaptó rápidamente a la nueva coyuntura global. En sólo 13 días, estaba lista para empezar a fabricar mascarillas con un diseño que fue aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos. Y 45 días después, ya estaba produciendo batas médicas desechables.
“Terminaron fabricando 45 millones de mascarillas y 7,2 millones de batas médicas en un lapso de cinco meses para exportarlas a Estados Unidos”, dice desde Tegucigalpa la jefa del equipo de proyecto de BID Invest, Mariana Coello. “Elcatex puso a Honduras en el mapa al demostrar lo que podía hacer en una emergencia, en un año donde no sólo padecimos el coronavirus, sino también dos grandes tormentas tropicales”.
El gobierno hondureño eximió del cierre a la industria textil, uno de los principales empleadores del país. Pero las empresas tuvieron que reorganizar su funcionamiento. Para cumplir los requisitos de distanciamiento social y otras medidas preventivas, Elcatex replanteó todo, desde los espacios de trabajo en la fábrica hasta la asignación de asientos en los autobuses que transportan a sus empleados hacia y desde la ciudad.
A diferencia de las empresas que eliminaron puestos de trabajo durante la crisis, Elcatex acabó contratando a más gente, y se espera que contrate mucha más cuando finalice su proyecto de expansión. El plan se financiará en parte con un préstamo de US$64 millones de BID Invest, complementado con US$32 millones del Fondo Chino de Cofinanciación para América Latina y el Caribe.
Elcatex está asentada en Choloma, la tercera ciudad más grande de Honduras. Como muchas otras empresas de esa zona, se especializa en la fabricación de camisetas y sudaderas para el mercado estadounidense. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de sus competidores, está integrada verticalmente, ya que utiliza hilo importado para fabricar tela y luego corta y cose ropa. Su proximidad a Estados Unidos es otra ventaja estratégica en esta era de la moda rápida, en la que los nuevos productos tienen que llegar de la fábrica al punto de venta en cuestión de días.
Viendo una oportunidad en la creciente demanda de ropa activa — prendas diseñadas para hacer deporte pero que suelen llevar las personas que trabajan desde casa — Elcatex quiso potenciar su producción de tejidos de algodón y sintéticas y de prendas como los ya ubícuos pantalones de yoga. Como sus instalaciones existentes estaban produciendo a plena capacidad, necesitaba construir una nueva planta, San Juan Textiles, donde espera contratar a unas 3.200 personas, que se sumarán a su actual plantilla de unas 7.300.
Además de ampliar la producción, el proyecto perseguirá objetivos sociales específicos. Con recursos aportados por la organización Women Entrepreneurs Finance Initiative, Elcatex está llevando a cabo un programa que aumentará el número de pequeñas empresas con propietarias o gerentas mujeres en su cadena de suministro. Si todo va según lo previsto, en 2027 esto podría generar oportunidades para unas 137 empresarias.
“El cierre de la financiación con BID Invest ha sido uno de nuestros principales logros en 2020, especialmente si se tiene en cuenta la pandemia”, afirma el presidente ejecutivo de Elcatex, Jesús Canahuati. “Esta operación nos permitirá realizar inversiones para duplicar la capacidad de Textiles y satisfacer una creciente demanda de nuestros clientes, manteniendo un alto enfoque en nuestra estrategia de sostenibilidad.”