Combinar ganado y silvicultura: cinco beneficios de silvopastoreo
El calor, el frio y los fenómenos meteorológicos extremos afectan a la productividad del ganado y, por consiguiente, a las ganancias de productores de carne y leche. Es por eso que cada vez más ganaderos en nuestra región están considerando sistemas silvopastorales. En los sistemas silvopastorales, el ganado puede pastar en tierra forestal.
Hay mucho potencial para expandir sistemas silvopastorales en América Latina y el Caribe. Solo en Brasil hay 170 millones de hectáreas usadas para el ganado y otros animales, un área más grande que Perú y Ecuador juntos. Éstos son cinco de los beneficios de los sistemas silvopastorales:
- Ganar más: Las sinergias entre el ganado y los árboles permiten que un sistema combinado pueda producir más ingresos que un sistema solo. Las vacas que gozan de un bienestar producen más leche y carne de mayor calidad.
- Combatir el cambio climático: Cuando se planta en pastura degradada, los árboles capturan el dióxido de carbono. Un proyecto silvopastoral en Colombia ha aumentado la captura de dióxido de carbono en ocho toneladas por hectárea. Los sistemas silvopastorales son también beneficiosos para las cuencas y la biodiversidad.
- Tener acceso a financiamiento: Puede ser difícil encontrar inversionistas para las plantaciones forestales dado el flujo de caja de este tipo de compañías. Los árboles se cosechan cuando están maduros, lo que implica que todos los ingresos se generan al final, por lo menos siete años después de la inversión. A los banqueros no les gusta este riesgo. Con el ganado, hay ingresos cada año y el ganadero puede repagar el préstamo mientras que crecen los árboles.
- Hacer más con menos: La siembra de dos cultivos permite que un productor produzca más. Dado el desafío global de alimentar a nueve mil millones de personas para 2050, este es un beneficio importante.
- Adaptarse a las condiciones locales: Los sistemas silvopastorales pueden ser modificados para enfocarse más a actividades forestales o el ganado en función de las necesidades de los productores. Después de mi visita a Paraguay, donde se prioriza la silvicultura, viajé a Brasil, donde los productores lecheros con los que hablé preferían optimizar la producción de leche. Los productores lecheros plantaron los árboles en menor densidad para que entrara más luz para la pastura, pero manteniendo, a la vez, algo de sombra para el ganado.
A pesar de estos beneficios, hoy en día los sistemas silvopastorales no son muy utilizados. Hay grandes obstáculos que frenan el crecimiento del silvopastoreo. El ganado es arraigado en la cultura de muchos países de América Latina y el Caribe. El aumento de ganancias u otros beneficios no es suficiente para convencer a los ganaderos. El conocimiento requerido para manejar los árboles es muy diferente al del ganado. La finca que visité en Brasil recibe mucho apoyo de Embrapa (un grupo Brasileño de investigaciones agropecuarias) para podar los árboles, identificar y tratar las plagas, aconsejarles sobre la cosecha y otras decisiones importantes. Además, aunque es más fácil financiar los sistemas silvopastorales que los sistemas puramente forestales, el acceso a financiamiento sigue siendo un obstáculo para muchos productores. Muchos productores carecen de historial de crédito y el plazo de repago de los árboles es percibido por los bancos como un riesgo.
La expansión de los sistemas silvopastorales en América Latina y el Caribe y el resto del mundo tienen un gran potencial para mitigar el cambio climático y aumentar las ganancias de los ganaderos. Ofrece a los inversionistas una oportunidad para hacer su portafolio más verde con un menor riesgo que la silvicultura. Espero que los negociadores de COP21 usen la conferencia en París para promover este sistema innovador.
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