No son muchos los sectores que hayan tenido un año destacado en 2020. Uno de los pocos que realmente prosperó durante la pandemia fue un negocio relativamente nuevo y que sigue siendo un nicho: las farmacias digitales.
Los vendedores online de medicamentos, por ejemplo, o farmacias digitales, estaban bien posicionados para aprovechar la nueva normalidad de los toques de queda y el distanciamiento social. Las personas que antes iban a pie o en coche a su farmacia de barrio están ahora más que dispuestas a utilizar sus teléfonos inteligentes para que les entreguen sus remedios en la puerta de casa.
Aparte de la ventaja de no tener que pagar un alquiler ni contar con tiendas físicas, las farmacias digitales son accesibles las 24 horas del día y sus servicios se pueden adaptar mejor a las necesidades o preferencias de sus clientes, sin que deban hacer fila para entregar recetas o recoger medicamentos.
En los últimos años, las farmacias digitales han tenido tal aumento de ventas que un estudio de Fortune Business Insights predijo que el mercado mundial de estos minoristas online podría triplicarse hasta superar los US$150.000 millones en el año 2026.
Aunque el comercio electrónico lleva mucho tiempo creciendo en América Latina y el Caribe, las farmacias digitales representan una tendencia más reciente. En muchos de sus países las farmacias son una actividad muy regulada y atomizada, aunque algunos empresarios innovadores ya están abriéndose camino en la región.
Uno de ellos es José Joaquín Mora, fundador de Farmalisto, una farmacia digital con sede en Panamá que actualmente opera en Colombia, México y, desde hace poco, en Perú. En diciembre de 2020 Farmalisto recibió una inversión de capital de US$8 millones por parte de BID Invest, a la que se sumaron el fondo especializado en salud HBM Healthcare Investments y Morgan Rio Capital Management, en una ronda de captación de capital de US$18 millones para esta joven empresa de siete años.
Farmalisto tiene previsto utilizar el capital fresco para ampliar sus mercados actuales y expandirse a otros países de América Latina. También reforzará sus propios procesos de innovación y desarrollará nuevas líneas de negocio basadas en la prestación de servicios sanitarios a domicilio.
Cristina Simón, experta sectorial en infraestructura social de BID Invest, dice que esa fue una de las cosas que les atrajo de Farmalisto. La empresa quiere ofrecer servicios como radiología y quimioterapia a personas con dificultades para salir de casa.
Otra área con enorme potencial es el desarrollo de dispositivos “vestibles”, que pueden controlar los signos vitales de los pacientes con enfermedades crónicas como la diabetes y proporcionarles consejos médicos y recordatorios para que tomen sus medicamentos. Farmalisto ya ha lanzado un servicio de este tipo a través de la marca Care24.
“Gracias a la digitalización, esta empresa puede, por ejemplo, monitorear a los pacientes con enfermedades crónicas, lo que en mi opinión no solo mejorará su calidad de vida, sino que también hará más eficientes los servicios de salud. Farmalisto es un gran ejemplo de lo que se puede hacer en el sector y espero que esta inversión de capital sea la primera de muchas de este tipo”, afirma Simón.
Por su parte, el fundador de Farmalisto afirma que trabajar con BID Invest le brinda a su empresa mucho más que recursos financieros. “BID Invest nos da un sello de garantía que nos permite abrir y liderar nuevas líneas de negocio rentables, correctamente estructuradas, que se preocupan del componente social y ambiental en los diferentes países donde operamos”.