
Cuando los negocios implementan prácticas sostenibles y gestionan los riesgos ambientales y sociales de manera responsable tienen más posibilidades de éxito.
Las empresas con operaciones limpias y eficientes, que mantienen relaciones constructivas con las partes interesadas, incluidas comunidades locales, están mejor posicionadas para reducir sus costos operativos, evitar multas o sanciones, proteger su reputación, mantener la licencia social para operar e incrementar su participación en el mercado.
De igual manera, las instituciones financieras con dichas compañías en sus carteras logran manejar los riesgos ambientales y sociales de manera más efectiva, previenen los riesgos crediticios, obtienen un sólido retorno de la inversión y atraen fondos del mercado internacional.
Nuestra estrategia
Durante el ciclo completo de cada proyecto, nos enfocamos en los aspectos ambientales y sociales más relevantes y abordamos de manera sistemática los riesgos. Trabajamos con nuestros clientes para implementar medidas que permitan la mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático, además de la identificación y manejo de riesgos relacionados con los desastres naturales.
Cuando invertimos en un proyecto, también precisamos que nuestros clientes adopten ciertas prácticas de respeto a los derechos humanos y promoción de fuertes valores sociales. Estas prácticas incluyen, entre otras:
- Sólidas consultas públicas, comunicación y acercamiento a las comunidades afectadas.
- Relaciones laborales adecuadas, incluidos mecanismos de reparación ante las quejas de los trabajadores.
- Buenas condiciones laborales y altos estándares de salud y seguridad en el trabajo.
- Igualdad de género y diversidad.
- Participación e inclusión de pueblos indígenas y otros grupos vulnerables, así como prevención de impactos adversos sobre ellos.
- Preservación del patrimonio cultural.
Ya sea que estemos realizando una inversión directa, invirtiendo indirectamente a través de intermediarios financieros, como bancos, o brindando asistencia técnica, realizamos revisiones de debida diligencia para conocer los posibles riesgos ambientales y sociales, y los impactos relacionados. Evaluamos la capacidad del cliente de cumplir con nuestra Política de Sostenibilidad Ambiental y Social y con el marco regulatorio institucional del país anfitrión. El nivel de evaluación y supervisión varía según los riesgos e impactos posibles de cada proyecto.
Por ejemplo, en el caso de las inversiones directas, realizaríamos una evaluación que incluiría revisar la información disponible, los registros y la documentación relacionada con los riesgos e impactos; visitaríamos el emplazamiento y nos entrevistaríamos con el personal del cliente y con los actores sociales pertinentes; evaluaríamos el plan ambiental y social del proyecto o, si ya estuviera en la fase operativa, su desempeño; identificaríamos las brechas o áreas de falta de cumplimiento con la Política de Sostenibilidad de BID Invest y las normas, los lineamientos y las reglamentaciones locales, y desarrollaríamos un Plan de Acción Social y Ambiental para cerrar las brechas. Una vez que BID Invest y el cliente llegan a un acuerdo sobre el plan, este empieza a formar parte de los acuerdos legales entre ellos.
También contamos con procedimientos implementados que resultan aplicables a las inversiones indirectas realizadas a través de los intermediarios financieros y las actividades de asistencia técnica. Monitoreamos el desempeño ambiental y social de todas nuestras inversiones como parte de nuestro programa de gestión de cartera.