El acceso a agua limpia y saneamiento es esencial para la salud humana, la sostenibilidad ambiental y la prosperidad económica, por lo cual aparece en la lista de Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Salud y seguridad
Un informe realizado en 2017 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) estimó que el 96% de la población de América Latina y el Caribe tenía acceso a servicios de agua al menos básicos en 2015, pero solo el 65% tenía servicios “gestionados con seguridad”. (Esto se refiere a la disponibilidad de agua potable en el lugar, cuando se necesita y libre de contaminación.)
El mismo informe explicó que el 86% de las personas de la región tenía servicios sanitarios al menos básicos, pero solo el 23% tenía acceso a servicios “gestionados con seguridad”. (Esto se refiere a instalaciones de saneamiento mejoradas, en las que los residuos se eliminan de manera segura 'in situ' o se llevan a través de las cloacas u otros medios y se procesan fuera del lugar.)
Todo esto equivale a cientos de millones de personas que no tienen el servicio que deberían. Incluso, en lugares en los que se recibe agua potable a través de cañerías, problemas con la presión, la continuidad del servicio y la seguridad vulneran a menudo la calidad.
Los servicios de agua y saneamiento deficientes tienen el mayor impacto en los estratos más vulnerables y de menores recursos. Las mujeres tienden a sentir un impacto desmedido, ya que suelen estar a cargo del hogar y, en el caso de las niñas, la falta de facilidades para una higiene personal seguras en la escuela podría afectar su educación. La falta de un sistema de saneamiento adecuado también amenaza la biodiversidad y la seguridad de los recursos de agua para el consumo humano o el uso agrícola.
También se espera que el cambio climático tenga un impacto cada vez más negativo en la seguridad del agua. Las sequías y los constantes cambios en los patrones de lluvia pueden causar la salinización de los acuíferos y la inestabilidad del suministro. También las tormentas son más fuertes y pueden dañar la infraestructura física.
Se necesitan soluciones integrales que tengan en consideración estos aspectos ambientales y sociales.