Incluso antes de que se detectaran los primeros casos de COVID-19 en Brasil, la dirección y el personal del Hospital Israelita Albert Einstein de São Paulo sabían que debían prepararse para tiempos difíciles.
Esta entidad sin fines de lucro, fundada en 1955 por miembros de la comunidad judía de la ciudad, gestiona un sistema integrado de atención, educación y formación médica que incluye su propia red privada de hospitales y centros médicos — reconocida frecuentemente como la mejor de América Latina — así como dos prestigiosos hospitales públicos y varias unidades de atención primaria y secundaria gestionadas por el HIAE mediante acuerdos con el gobierno municipal de São Paulo. En tiempos normales, atienden a unos 8 millones de pacientes al año.
La dirección del HIAE actuó rápidamente y elaboró un plan de emergencia para ampliar su capacidad y hacer frente a la pandemia que acechaba, apresurándose a comprar equipos y suministros como ventiladores mecánicos, camas ortopédicas, unidades de cuidados intensivos y equipos de protección personal, así como a contratar más personal médico. Casi triplicaron la capacidad en los hospitales públicos, de 423 a 1.146 camas, construyeron dos hospitales de campaña y ampliaron las instalaciones de triaje.
Todo el gasto adicional salió del propio bolsillo del HIAE, recursos que en un año habitual se habrían destinado a inversiones y gastos corrientes. Pero pocos meses después, los hospitales brasileños no sólo se enfrentaban a una de las peores oleadas de coronavirus del mundo: al igual que otros sistemas sanitarios de todas las regiones, experimentaron una caída en la demanda de consultas y operaciones relacionadas con otras enfermedades y afecciones. Los ingresos mermaban, mientras los costos seguían en aumento.
Caracterizado por una gestión prudente y conservadora, el HIAE buscó una forma de cubrir el déficit en un momento en que los bancos locales enfrentaban sus propios problemas por préstamos morosos. El HIAE también necesitaba estirar el costo de la deuda al mayor plazo posible, de forma de suavizar su impacto y garantizar la continuidad de sus operaciones a mediano y largo plazo, tanto en sus actividades privadas como las públicas.
Coincidentemente, BID Invest buscaba oportunidades para prestar apoyo a organizaciones sanitarias del sector privado de la región. “Sabíamos que sería uno de los mejores usos para nuestros recursos, pero nuestra trayectoria en el sector de la salud es limitada en comparación con nuestro trabajo en la industria financiera o el sector energético”, comenta Cristina Simón, experta sectorial en infraestructura social de BID Invest.
Uno de sus colegas, Juan Parodi, había trabajado con dirigentes del HIAE en el pasado. “La dirección del HIAE creía que la crisis era una gran oportunidad para aliarse con una institución internacional de financiación del desarrollo como BID Invest, lo que sienta las bases para una relación a largo plazo entre ambas instituciones”, afirma Parodi.
BID Invest realizó un préstamo de 200 millones de reales (unos US$38 millones al momento del desembolso en octubre), que se completó en tiempo récord para un nuevo cliente en un sector no tan familiar, mientras muchas de las personas involucradas trabajaban a distancia. Participaron especialistas de operaciones del sector público del BID en materia de salud e infraestructura social, así como el representante del Grupo BID en Brasil, Morgan Doyle.
“Esta operación es un ejemplo de cooperación, pues aprovechó las destrezas de un equipo multidisciplinario compuesto por especialistas de los sectores público y privado del Grupo BID. Trabajamos como un equipo consolidado para ofrecerle a nuestro cliente una solución rápida y bien estructurada, adaptada a sus necesidades”, dice Doyle.
Las medidas preventivas del HIAE rindieron frutos, ya que sus instalaciones alcanzaron altos índices de ocupación durante los picos de la pandemia. Tienen previsto donar el equipo adicional adquirido para aumentar la capacidad permanente de los hospitales públicos de su red. El reto no ha terminado.
“La transacción a largo plazo con BID Invest nos permitió tener una respuesta más eficiente al COVID-19 y fue clave para mantener la capacidad financiera y operativa de la sociedad, lo que nos permitió aumentar nuestra capacidad para atender a la población durante la pandemia”, afirma el gerente de tesorería del HIAE, Guilherme Diegues.