

Las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYME) representan la parte más importante de las empresas y el empleo de América Latina y el Caribe, y se encuentran entre los mayores impulsores del desarrollo económico y la innovación.
A pesar de su potencial, las MIPYME de la región suelen quedarse pequeñas y son mucho menos productivas que las grandes empresas. Normalmente, las pequeñas empresas hablan de la falta de acceso al financiamiento como una de las barreras principales para el crecimiento, una barrera que evita que realicen las inversiones necesarias para obtener una mayor productividad y competitividad, ingresar a los nuevos mercados y expandir su mano de obra.
El
entorno
de
las
MIPYME
Las MIPYME representan el 99% de las empresas de América Latina y el Caribe y el 67% del empleo, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Sin embargo, generan solamente un tercio del PIB, la mitad del promedio de los países de la OCDE.
En América Latina y el Caribe, las MIPYME se caracterizan por un alto nivel de informalidad, una alta tasa de mortalidad (en particular, en los primeros años de la operación) y un bajo nivel de internacionalización. Además, tienden a ser menos productivas que las empresas de tamaño similar de otros países en desarrollo y desarrollados.
En el centro del problema se encuentra la falta de acceso a financiamiento adecuado. Las MIPYME necesitan opciones de financiamiento del capital de trabajo, las exportaciones e importaciones, así como actividades de innovación que pueden mejorar la productividad y promover el crecimiento. Sin opciones de financiamiento, las empresas están más expuestas a las conmociones económicas, podrían verse imposibilitadas de adquirir inventario o de realizar pagos oportunamente a los proveedores o empleados, y podrían quedar limitadas para hacer inversiones de capital y adoptar nueva tecnología.
Las MIPYME de América Latina y el Caribe reciben solo el 12% del crédito total de acuerdo con la OCDE, es decir, menos de la mitad de lo que reciben las MIPYME en los países de la OCDE (25%). Solo el 17% de las PYME de la región utilizan créditos bancarios para financiar capital de trabajo a corto plazo, a comparación del 29% de las grandes empresas. Esta disparidad es igualmente evidente para las opciones de financiamiento a plazos más largos; el 22% de las MIPYME utilizan el crédito bancario para financiar los activos fijos, comparado esto con el 34% para las empresas más grandes.
Un factor que evita que las MIPYME de la región obtengan financiamiento adecuado es la asimetría de la información. Las firmas que solicitan financiamiento conocen sus propias operaciones y capacidad de repago de los créditos, pero es posible que no cuenten con los registros formales que exigen las instituciones financieras. Como resultado, los prestamistas no logran distinguir entre los proyectos rentables y no rentables, y determinar los riesgos caso por caso. Como en general las MIPYME implican más riesgo que las firmas más grandes, las instituciones financieras tienden a tratarlas como riesgosas y les ofrecen menos crédito que si tuvieran información más completa.
Las economías de escala también funcionan en contra de las MIPYME. Para una institución financiera, los costos de examinar y evaluar un posible préstamo son proporcionalmente mayores para un préstamo pequeño que para uno de mayor envergadura. De manera similar, es en proporción más costoso el tratamiento de las MIPYME cuando caen en mora debido a que los costos relacionados con el proceso de liquidación no bajan aun si el monto del préstamo es menor. Esto significa que es normal que los inversores y prestamistas estén más incentivados a centrarse en las empresas más grandes.
En cifras
La región cuenta con cerca de 27,5 millones de MIPYME, de las cuales alrededor de 26,2 millones son microempresas. La brecha de financiamiento general de las MIPYME se estima en 1,2 billones de dólares. En 2017, esta brecha fue la segunda más grande del mundo, solo por debajo de la de la región de Asia del Este.
Nuestra
estrategia

La promoción de economías fuertes, dinámicas y crecientes se encuentra en el centro del propósito de BID Invest.
Dada la importancia de las micro, pequeñas y medianas empresas para los países de América Latina y el Caribe, buscamos oportunidades de liberar el crecimiento de las MIPYME en cada sector de la economía.
Una prioridad es resolver la brecha crítica de financiamiento que frena a las pequeñas empresas. BID Invest se asocia con instituciones financieras, fondos especializados, empresas ancla y otros intermediarios para incrementar el acceso al financiamiento de este mercado subatendido y crear un entorno en el que las MIPYME de toda la cadena de valor puedan avanzar. El efecto acumulativo de este apoyo a pequeña escala tendrá, en última instancia, un impacto de gran escala en el desarrollo.