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Crecimiento inclusivo para todos, incluyendo a las poblaciones diversas

Las minorías étnicas, las personas con discapacidades, el colectivo LGBTQ+ y las mujeres conforman gran parte de la población de América Latina y el Caribe; sin embargo, todavía encuentran barreras de acceso al empleo formal. Dejar atrás a esta población evita que la región alcance su potencial.

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El crecimiento inclusivo en América Latina y el Caribe (ALC) nunca podrá lograrse a menos que cada ciudadano está involucrado, sea cual sea su etnia, estatus social, identidad sexual o preferencias y capacidades.

Quizá le sorprenda saber que una cuarta parte de la población de ALC es afrodescendiente. Se trata de 150 millones de personas afectadas de forma desproporcionada por el desempleo: sus tasas duplican las de los blancos y mestizos en gran parte de la región. En todo el mundo, los afrodescendientes con títulos universitarios encuentran techos de cristal que frenan su desarrollo profesional.

Los pueblos indígenas y tradicionales enfrentan problemas similares. Se trata de un grupo de entre 28 y 34 millones de personas que todavía no pueden acceder a trabajos de calidad y puestos directivos bien remunerados en el sector formal. En Ecuador y Guatemala, la probabilidad de que una persona indígena trabaje en el sector informal aumenta un 12% y un 8%, respectivamente, sin importar el nivel educativo que tenga.

En los países con una gran población autóctona urbana (Perú, Ecuador, Bolivia y México), el porcentaje de indígenas con empleos estables que requieren altas calificaciones es dos o tres veces menor que el de las personas que no son indígenas.

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ALC tiene más de 70 millones de personas con algún tipo de discapacidad. En promedio, para estas personas las tasas de pobreza son altas; y las de inactividad, mucho más altas aún. Entre la población que va de los 24 a los 35 años, la tasa de empleo de los hombres con discapacidades es 24% más baja en promedio que la de los hombres sin discapacidades. Entre las mujeres con discapacidades, la tasa de empleo es 12% más baja, según las estimaciones del Grupo BID.

Las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero y binarias, así como otras minorías sexuales y de género, tradicionalmente agrupadas bajo la denominación "LGBTQ+", se autoevalúan entre el 2,4% y el 7% de la población total de la región. El colectivo de mujeres transgénero de ALC tiene pocas oportunidades de acceder a un empleo formal y enfrenta situaciones de discriminación en varios ámbitos de la vida.

Y luego están las mujeres. Difícilmente se nos pueda calificar de minoría, dado que en realidad somos una ligera mayoría de la población de la región y de cualquier otra parte del mundo. No obstante, la discriminación de género es una de las formas de discriminación más antiguas y arraigadas. La participación de las mujeres en la fuerza laboral de la región sigue siendo inferior a la de los hombres —56,3% frente a 78,4%—, y las mujeres ganan sistemáticamente menos dinero que los hombres en todos los sectores.

Según el Informe Global sobre la Brecha de Género de 2021 del Foro Económico Mundial, con la pandemia del COVID-19, el tiempo que se tardará en eliminar la brecha de género aumentó una generación: de 99 a 136 años. Según un estudio del Grupo BID realizado en 2019, hasta el 73% de las mujeres emprendedoras de ALC están financieramente desatendidas o subatendidas, y en la actualidad las mujeres ocupan solo el 8,5% de los puestos en los Directorios y el 4,2% de los puestos de presidenta y directora ejecutiva (CEO) en la región.

Estos son datos conocidos que deben llevarnos no solo a la reflexión, sino también a la acción. Dado que ALC es una gran exportadora de productos básicos y alimentos y está saliendo de la pandemia y de la crisis económica provocada por la pandemia en un escenario mundial de aumento de los precios de los productos básicos y los alimentos, tiene frente a sí una oportunidad única de aprovechar sus ventajas para generar prosperidad y desarrollo económicos duraderos.

En el pasado, se han perdido oportunidades similares debido a la falta de inclusión y compromiso con los pueblos olvidados. No perdamos la oportunidad esta vez.

 

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Autores

Stephanie Oueda

Stephanie es jefa de género y diversidad en BID Invest, con sede en Washington D.C. En BID Invest, nuestro objetivo es mejorar vidas. Como jefa de

Gender

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