Aceria del Ecuador C.A - ADELCA
10 años
$67 millones
$12 millones
$131 millones
2015
Acería del Ecuador C.A., Adelca, empresa familiar que se fundó hace más de 50 años, es la principal productora siderúrgica del Ecuador. Recicla chatarra y la convierte en varillas, alambres galvanizados, clavos y otros productos de acero que se utilizan en la industria de la construcción.
En 2015, la empresa obtuvo un préstamo a 10 años del Grupo BID para financiar la construcción de una planta siderúrgica avanzada y sus instalaciones afines en Milagro, provincia de Guayas, al suroeste del país. La nueva planta, cuya capacidad instalada asciende a 400.000 toneladas métricas por año, más que duplicando la cantidad de acero que Adelca puede producir, que ahora llega a 710.000 toneladas. Nuestro trabajo con Adelca fue mucho más allá de un préstamo de construcción. Colaboramos con ellos para reforzar su estructura de gobernanza corporativa, mejorar sus prácticas ambientales y cumplir con normas EDGE sobre igualdad de género. Además, ayudamos a Adelca a incrementar su impacto en las comunidades donde opera, por medio del fortalecimiento de su cadena de suministro.
Ecuador tiene escasez de chatarra, así que Adelca obtiene su materia prima de distintas fuentes locales y en el exterior del país, incluyendo una red de pequeños y medianos proveedores de todo Ecuador, trabajadores que recolectan la chatarra pieza por pieza, pila por pila, tonelada por tonelada. La empresa ya había iniciado un programa de incentivos llamado el Club de Recicladores para fidelizar a sus clientes proveedores más pequeños.
El Grupo BID vio la oportunidad de ampliar ese esfuerzo para crear ganancias sociales y comerciales, o “valor compartido”.
Nuestro proceso de evaluación identificó varios pasos clave que, al implementarse durante un periodo de cinco años, aumentarían el suministro local de chatarra de Adelca de una manera considerable y beneficiarían a más de 800 proveedores y sus comunidades. Ello implicó invertir en un sistema más eficiente de almacenamiento, transporte y logística a fin de facilitar el acopio de chatarra por parte de los proveedores pequeños, así como ampliar el acceso a la capacitación técnica y el financiamiento. El programa de valor compartido terminó incorporándose en el contrato de préstamo.
Se empleó una estrategia de “valor compartido” a cinco años para identificar formas en que la empresa podía invertir en sus proveedores más pequeños y aspirar a que tal inversión rindiera frutos.